martes, 13 de febrero de 2007

DE LA CHOZA A LA CIUDAD





Vista aérea de la Babilonia de Nabucodonosor, con la torre Ishtar (ca. 575 a. de C.) y la Torre de Babel. Reconstrucción. Esta reconstrucción es de un original del Museo Estatal de Berlín, la imponente puerta Ishtar está decorada con piezas cerámicas coloreadas que representan motivos heráldicos y dragones sobre un fondo azul oscuro, es una buena muestra del alto nivel que alcanzó la civilización mesopotámica. El dibujo muestra que las técnicas utilizadas son las mismas que en Ur, cerca de 1.500 años antes, un núcleo de ladrillo crudo (cocido al sol) protegió por un revestimiento de ladrillo cocido.

La invención de la arquitectura: de las cavernas a las ciudades
El temprano respeto que sintió el hombre por los muer­tos, expresión de fascinación por sí mismo, con sus po­derosas imágenes de fantasía diurna y sueño nocturno, tal vez fue lo que le impulsó a buscar, al principio, un lugar de reunión fijo y, más adelante, un asentamiento permanente. En medio del desasosegado errar del hom­bre del paleolítico, los muertos fueron los primeros en tener un alojamiento permanente: una caverna, un túmulo señalado con un montón de piedras, un mon­tículo colectivo... La vida urbana abarca el espacio histórico comprendido entre los primeros túmulos funerarios para los muertos primitivos y el cementerio final, la necrópolis, en el cual una civilización tras otra han ido encontrando su fin.
Lewis Mumford, La ciudad en la historia, 1961
La arquitectura es cobijo, pero también es un símbolo y una forma de comunicación. Como observara sir Herbert Read, todo arte es "un modo de discurso simbólico".* La ar­quitectura es una representación física del pensamiento y la ambición del hombre, una crónica de las creencias y valores de la cul­tura que la produce.

Las moradas del 'Homo sapiens'
El hombre de Neanderthal desapareció hace unos 40.000 años, hacia mediados de la úl­tima era glaciar, la glaciación Würm (90.000-10,000 años). Su sustituto fue el hombre actual, el Homo sapiens sapiens. El hombre de Cro-Magnon perfeccionó diversas técni­cas en la fabricación de herramientas y uti­llaje, lo que ha ]Armitido establecer una división en una serie de etapas o culturas que se sucedieron rápidamente: perigordiense, auriñacense, la delicada cultura solutrense y la magdaleniense. Este conjunto de etapas constituye el período llamado paleolítico su­perior o antigua edad de piedra [9.1].
En Europa se han ido descubriendo una 'serie de asentamientos del primer Homo sa­piens sapiens. Los de Europa oriental mues­tran una tipología de morada bastante uniforme. De planta circular y de forma po­siblemente abombada o tal vez cónica, con un armazón de madera recubierto presumi­blemente con pieles de animales, la base de la choza típica solía estar reforzada perimetral-mente por medio de grandes huesos y cala­veras de mamut [9.3]. Se han encontrado restos de cabanas de este tipo en varios lugares de Moravia (República Checa), concretamente en Ostrava-Petrkovice y Dolní-Vestonice, y tam­bién cerca del río Dniéster, en Ucrania. El ya­cimiento de Ucrania desveló la existencia de varios asentamientos superpuestos a lo largo de diferentes épocas, desde la más antigua, que data de hace unos 44.000 años, hasta la más reciente, de una antigüedad estimada en unos 12.000 años. Esas moradas debieron alojar a amplios grupos familiares, ya que algunas de ellas alcanzan diámetros de hasta 9 metros (30 pies). Parece que los asentamientos de Moravia fueron ocupados por sucesivas ge­neraciones que vivieron hace entre 29.000 y 24.000 años. Esas moradas son muy pareci­das a las halladas en Ucrania, miden por tér­mino medio unos 6 metros (20 pies) de diámetro y están rodeadas por un anillo de enormes huesos de animales; sin embar­go, una de ellas alcanza unas medidas de 15,2 por 6,1 metros (50 por 20 pies) y tiene cinco hogares. Sin duda, aquellos primitivos Hornos sapiens sapiens sabían muy bien cómo en­cender rápidamente y a voluntad un fuego, ya que se han encontrado pedernales y piri­tas de hierro de las empleadas para encen­der por chispa; una de las piritas encontradas en una cueva de Bélgica presenta incluso un rebajo, ocasionado sin duda por los repeti­dos encendidos.
El asentamiento de Dolní-Vestonice de­bió de ser especialmente importante, ya que, además de las cinco cabanas empleadas como morada, se ha encontrado un sexto alo­jamiento empotrado en la falda de una co­lina, con un hogar mucho mayor y cubierto con una cúpula de barro. Esparcidos por todo el suelo se han hallado restos de lo que allí se hacía: centenares de trocitos de arcilla co­cida, algunos de los cuales llevan impresas las huellas digitales del primitivo alfarero. La arcilla empleada para hacer los utensilios no era pura, sino que estaba mezclada con par­tículas de huesos triturados, lo que consti­tuye, quizás, el ejemplo más antiguo de lo que podríamos llamar una producción in­dustrial, en la que se mezclaban dos sustan­cias desiguales para crear un material artificial nuevo y más resistente.
Los hombres de Cro-Magnon, nuestros abuelos Homo sapiens sapiens, también ce­lebraban unos elaborado^ ritos funerarios para enterrar a sus muertos, a juzgar por las trabajadas alhajas y abalorios de marfil y los utensilios con los que eran inhumados. Tal vez se despedían de los muertos con música, tocando las flautas de hueso que dejaron en las tumbas. Pero la mayor evidencia sobre la capacidad intelectual de aquellos antepasa­dos no hay que buscarla en sus chozas o en sus tumbas, sino en las pruebas gráficas que nos dejaron, en la pintura y la escultura que crearon. Al parecer, debieron ser cons­cientes de un ciclo vital, de una unidad cós­mica, en el que las entidades macho y hembra participaban en la renovación de la vida. A
10 largo de Europa se han encontrado figu­ras labradas de mujeres de grandes senos y nalgas, que se consideran figuras del culto de la fecundidad, muchas de ellas de rostro indistinguible. Algunas de ellas son figuras portátiles, de muy pequeño tamaño, en pie­dra o marfil, como la redondeada figura de la llamada Venus de Willendorf, encontrada enla localidad austríaca del mismo nombre. Otras, se presentan en forma de arte mural, labradas en las rocas de las cavernas. De es­tas últimas, la más imponente y fascinante es la llamada Venus del Cuerno o Venus de Laussel (Francia), grabada hace entre 22.000 y 18.000 años. Esta figura empuña en su mano derecha un cuerno surcado por 13 es­trías.
Todavía más impresionantes que esas fi­guras son las pinturas rupestres descubier­tas en las cuevas del sur de Francia y el norte de España. En 1879, Marcelino Sanz de Sautuola estaba explorando la cueva de Alta-mira, una caverna existente en las inmedia­ciones de Santillana del Mar, descubierta por primera vez que ya había explorado en otras ocasiones por contener restos prehistóricos. Sin embargo, la circunstancia de ser excesiva­mente baja la caverna, lo que obligaba a pe­ndrar agachado, le había impedido hasta iinonces reconocer las figuras policromas de 25 bisontes, ciervos, jabalíes y otros anima­les, por lo demás bien visibles, que decoran el techo. En esta ocasión, fue una nieta suya la que le hizo fijar su atención en uno de los bueyes, un espléndido bisonte que es aún la joya principal de la cueva. Aunque en vida de don Marcelino casi nadie diera crédito a la autenticidad de esas figuras y grabados, lo cierto es que al descubrirse otras cuevas en Francia, se hizo patente el hecho de que las figuras de Altamira contaban entre 34.000 y 12.000 años de antigüedad. Más adelante, en 1940, el abate Breuil descubrió la más fa­mosa de todas las cuevas rupestres, la de Lascaux, en el municipio francés de Montignac, abierta en las estribaciones del Macizo Central, en el borde de una meseta que domina el curso del río Vézére. A la luz de sus pequeños candiles, que en algunos lu­gares de la cueva dejaron su ahumada im­pronta, los hombres de Cro-Magnon habían pintado escenas de caza, centenares de bi­sontes europeos, toros, unicornios, caballos prehistóricos, ciervos, alces y otros anima­les. Los colores los consiguieron con pig­mentos fabricados con polvo de minerales -óxido de hierro u ocre para la gama de co­lores que abarca del rojo brillante a los ma­rrones cálidos, pasando por los naranjas y amarillos, y óxido de manganeso (o carbón) para el negro-, a menudo empaquetados en tubos hechos de huesos vaciados. Los pig­mentos fueron mezclados con grasa de ani­mal, clara de huevo u otras sustancias líquidas, y aplicados a pincel, soplando a tra­vés de tubos o embadurnando directamen­te con los dedos. Hay indicios de que las partes altas de la bóveda de la cueva fueron pintadas desde un andamio de madera: la ar­quitectura al servicio del arte. Los artistas y sus ayudantes lograron unas soberbias imá­genes, por la asombrosa seguridad de línea, la gracia de sus formas y la sensibilidad ha­cia la perspectiva, cualidades no superadas hasta los tiempos de los griegos y los roma­nos. Un buen ejemplo de ello es el del lla­mado Caballo chino, en el que el perfil de sus patas traseras se difumina para sugerir el ale­jamiento con respecto a las patas del primer plano.
La cuestión que sigue causando perpleji­dad entre los antropólogos desde el descu­brimiento de esas cuevas es por qué se pintaron esas imágenes tan llamativas y realistas.

Inventando la arquitectura y la ciudad
Los albores de la cultura humana son difíciles de ubicar en el tiempo. Los seres humanos primitivos materializaron sus primeros, importantes y fundamentales logros en el modelado de herramientas, útiles que luego emplearon para crear un entorno artificial a su alrededor. Lo que hoy nos pueden parecer unas simples y anodinas chozas, como las de Térra Amata, fueron en realidad los principios de la arquitectura, ya que esas sencillas cabañas señalaron el inicio de la configuración deliberada del lugar donde vivir.
El paso siguiente a la mejora en la tecnología de construcción de la vivienda fue la ampliación de los asentamientos humanos, lo cual sólo pudo ser posible gracias a la agricultura. Las casas se agruparon para formar los primeros poblados, después aldeas y, más tarde, ciudades, empezando por las del valle del Tigris y el Eufrates. Tal cúmulo de recursos humanos liberó toda la energía inventiva que anteriormente se había tenido que dedicar exclusivamente a asegurar a duras penas la subsistencia individual. El resultado inevitable fue el desarrollo de la escritura, que hizo posible transmitir el pensamiento y la memoria del hombre de generación en generación mediante un código de símbolos fijo. En el valle de los ríos Tigris y Eufrates, el desarrollo de los sistemas de desecación, canalización y riego convirtió aquella zona pantanosa en otra de proverbial fertilidad, asegurando a sus habitantes un suministro de alimentos relativamente estable; como resultado de todo ello, el excedente en bienes materiales y energía humana se empleó en la construcción de ciudades aún de mayor tamaño [9.16, página 146]. Al igual que había sucedido anteriormente con la construcción megalítica en Europa, en Mesopotamia los primeros edificios permanentes sirvieron para satisfacer las funciones públicas más perentorias, en un intento de salvar el abismo existente entre los humanos

y los dioses. Pese a que los edificios concretos fueran patrocinados por reyes, príncipes o gobernadores individuales, no dejaban de tener por ello el carácter de materialización de una voluntad pública. La civilización humana y su materialización arquitectónica se habían puesto en marcha.

5 comentarios:

Unknown dijo...

De la choza a la ciudad…

La vivienda ha ido evolucionando desde las primeras etapas de la aparición del hombre, gracias a que él mismo es sociable, necesita de los demás para sobrevivir y a las necesidades básicas de cualquier ser humano.

Al principio los espacios que se fueron creando por los hombres, como plazas o megalitos que señalaban un lugar de culto o religión, fueron la consecuencia de la creencias, la cultura del hombre en las primeras sociedades, tan sólo con grandes rocas superpuestas que denotaban algún significado.

Conforme el hombre iba pasando de ser nómada y vivía en cavernas a ser sedentario asentándose principalmente en las orillas de los ríos, por la necesidad del agua, iba conformando su vivienda más elaborada, como chozas, con madera, y pieles de animales que cazaba, así la raza humana se empieza a extender, y se empiezan a crear las familias, y varias familias a crear tribus y comienzan a organizarse y es por esta razón que los hombres tendrían que quedarse más tiempo en el mismo sitio, y sus viviendas siendo más elaboradas y resistentes al clima.

Luego vienen las disputas entre varias tribus por la conquista del territorio y el sitio habitable, tendría que ser entonces de elementos naturales y resistentes como la piedra, que se encontraba en el sitio, y que podrían utilizar con el avance de la civilización, la tecnología …

Probablemente después de la conquista las ciudades se convirtieran en ciudades amuralladas…

Paulina Méndez Yza.
6to. Sem. Arquitectura.

MAX WELL dijo...

Bien Paulina!! Eres la única hasta ahora

Anónimo dijo...

DE LA CHOZA A LA CIUDAD

La invención de la arquitectura: de las cavernas a las ciudades

Como todos los animales el hombre nació con varios instintos que le permiten la supervivencia en un mundo hostil, desde su primera aparición este siempre busco satisfacer sus necesidades básicas en el nivel de mera subsistencia tales como alimento, agua y protección contra animales feroces. Y esta protección fue lo que llevo a los primeros hombres primitivos a buscar un lugar donde pudieran establecerse e interactuar con otros individuos a modo de crear una pequeña sociedad primitiva, pero en donde una cueva podía ser un lugar funcional donde descansar, comer y realizar de más actividades.

A medida que el hombre primitivo fue evolucionando sus asentamientos se hicieron permanentes, y dentro de estos se fueron gestando algunas costumbres, manifestaciones artísticas y tecnologías primitivas, que le dio al hombre un sentido de pertenencia.

Entre las primeras construcciones hechas por el hombre encontramos las casas subterráneas descubiertas en el sur de Rusia que consistían en un foso no muy profundo que cubrían con un tejado apoyado en unas estacas cubiertas de ramas.
Otro tipo de habitación son las cabañas, de las cuales se han encontrado en el sur de Francia, ramaje cubiertas de lodo, suiza tenemos los palafitos, los esquimales en iglúes, etc.
El hombre al hacerse sedentario provoco que las relaciones sociales se hicieran mas fuertes y fueron edificando casas o chozas cerca de otras formando los primeros conglomerados humanos como villas, aldeas, pueblos hasta llegar a las ciudades.

Lo que nos pueden parecer unas simples chozas, fueron en realidad los principios de la arquitectura, ya que esas sencillas cabañas señalaron el inicio de la configuración deliberada del lugar donde vivir.
La mejora en la tecnología de construcción de la vivienda sólo pudo ser posible gracias a la agricultura y a la división de trabajo que trajo consigo nuevas necesidades de espacios especializados para cada una de las actividades a desarrollar, ya sea de tipo político, social o religioso. Estas conformaciones cada vez mas especializadas dieron lugar a lo hoy conocemos como ciudades
De esta forma el ser humano ha estado en continuo desarrollo para adaptarse a los cambios que van ocurriendo a su alrededor e ir evolucionando al punto de llegar a un tipo de vivienda cada vez mas especializado y que satisfagan mejor sus necesidades.


teresa avila flores.

Anónimo dijo...

DE LA CHOZA A LA CIUDAD


El hombre a pasado por diferentes etapas a lo largo de la historia. Y también ha sido así con los lugares donde habita. En un principio el hombre primitivo vivía en cavernas, y un hecho fascinante es de que el hombre desde aquel entonces a tenido respeto a los seres que ya no los acompañan. Podemos decir que la arquitectura comenzó cuando el hombre empezo a buscar refugio de los acontecimientos climáticos, y que poco a poco fue desarrollando actividades dentro o a los alrededores de estos espacios, como las ceremonias que se les rinden a los muertos en donde se marcan lugares específicos en donde se depositaron los cuerpos de los muertos con cúmulos de piedras o montículos, y esto se ha ido manteniendo a lo largo de la historia.

Es aquí donde vemos que la arquitectura es la manifestación del hombre representando el periodo, las actividades, la forma de pensar y de actuar de los hombres y esto se transmite a las generaciones futuras.

El hombre adquiere una conciencia de si mismo y de su entorno, la arquitectura ayudo al hombre a permanecer en un solo lugar, junto con otras técnicas como lo es la agricultura, entonces el hombre empieza a tener una vida social mas estructurada, y se empieza a aglomerar con sus semejantes, logrando pequeños agrupamientos, del cual se tiene evidencia de pequeñas chozas en forma de cúpula o cónicas, recubiertas de piel de animales. Incluso se han encontrado grandes chozas donde hace suponer que eran para familias grandes.

El hecho de que el hombre se asiente en lugares permanentes que regularmente eran a lado de los ríos, y la agricultura, hizo posible de que el hombre tuviera comida, tiempo y fuerza de trabajo humano en exceso, es en donde el hombre empieza a desarrollar cosas de carácter artístico, como la escultura y la pintura, aunque esta ultima se desarrollo en el tiempo en que el hombre se encontraba en las cavernas, en donde las cavernas cumplían otra función aparte de resguardar sino de mantener el testimonio de las manifestaciones artísticas del hombre.


Oscar Arturo Barojas Cadeza.

Anónimo dijo...

emilio almarazDe la choza a la ciudad

La arquitectura surge desde la época de las cavernas, como una necesidad de resguardo, y de refugio, en un principio las cavernas cumplían esta función, para el hombre nómada, y los únicos que tenían un refugio permanente eran los muertos, en sus tumbas, estas tumbas son la primera aparición de la arquitectura que se tiene conocida y no fue hasta la aparición de la agricultura y la desaparición de los clanes y tribus nómadas que esta pasa des ser una arquitectura sol paro los muertos y pasa a ser para los vivos, con la creación de simples chozas que sirven como resguardo y protección del hombre prehistórico, y es partir de esta época en que la arquitectura surge como un “medio de comunicación” un reflejo que habla por si solo de la sociedad la cultura y la civilización en fin el modo de vida de la época en la que esta arquitectura primitiva fue realizada.

Con la aparición de la apicultura el hombre comienza a evolucionar y comienza a crear herramientas y utensilios que le hacen las labores cada vez mas sencillas (aparece la tecnología) y posteriormente la agricultura, que es cuando el hombre deja un testimonio hablado y expresado por propia la mano de este, y es apartar de esto que nosotros podemos especular de una forma mas acertada las vivencias de las épocas pasadas.

La tipologia de arquitectura, arte y tecnología varía en algunos aspectos dependiendo de la región, pero podemos encontrar que la mayoría de asentamientos humanos y las primeras civilizaciones se empezaron a formar cerca de cuerpos de agua, a lo largo de ríos lagos o franjas costeras. Además de actividades como la agricultura y la escritura el hombre comienza una forma de primitiva de producción industrializada, es decir el hombre de la antigüedad moldeaba piezas de cerámica mezcladas con huesos molidos, formando axial un nuevo material mas resistente y para comercializarse, es en esta época donde el comercio y el intercambio con otras tribus y clanes se comienza a suscitar, axial como también surge la presencia de ritos y cultos a deidades, y esto es expresado en piezas de cerámica o en piezas labradas de madera de roca o de cualquier otro material.

Con un cierto grado de desarrollo tecnológico el hombre empieza a configurar y a modificas su entorno para hacerlo mas habitable, la mejora de los procesos constructivos hacen cada vez mas posible la realización de espacios mas grandes que alberguen no solo a una familia, sino mas bien a todo un grupo o tribu, se crean materiales mas resistentes y las edificaciones pasan a se mas permanentes, es aquí donde la arquitectura comienza a dejar un legado mucho mas importante y tangible, en muchos de estos casos los edificios y espacios eran creados para rendir culto a las diversas deidades o creencias de que cada época y de cada región aunque muchos de estos edificios fueron patrocinados por reyes, no solo reflejan los capricho o los ideales del gobernare, también reflejan una identidad publica de la humanidad por expresarse y por dejar un legado de lo que cada civilización fue o sigue siendo.